
¿Crees que sólo las personas mayores tienen pérdida auditiva?
Pensar que solo las personas mayores tienen pérdida auditiva es un error, aunque estemos en el siglo XXI seguimos asociando los aparatos auditivos con las personas mayores y con el envejecimiento, por eso muchas personas que realmente necesitan audífonos no los utilizan y manifiestan rechazo hacía ellos. Esta idea tiene que cambiar porque es muy importante revisarte la audición igual que te revisas la vista, tengas la edad que tengas, lo que aconsejamos los expertos es que esta revisión te la realices mínimo cada dos años.
Desde que utilizamos mascarillas a diario, ¿has notado que te cuesta más trabajo entender las conversaciones? En los últimos años ha habido un notable incremento de personas de entre veinticinco años en adelante, que tienen pérdida auditiva. Hablar detrás de la mascarilla disminuye el volumen 15dB y además con el problema añadido de que no podemos contar con el apoyo ojo-labial, recurso que muchas personas con dificultades auditivas utilizan para entender mejor las conversaciones. No puedes ignorar esta nueva situación, por lo que si has notado esta dificultad en tu audición deberías revisarlo cuanto antes.
Con la edad, al igual que aparece la presbicia (vista cansada), aparece también la presbiacusia, que es la pérdida auditiva en determinadas frecuencias del sonido y que produce que el entendimiento de las palabras sea mucho más difícil. En personas con edad avanzada la pérdida auditiva es más frecuente y notable, al igual que los músculos de otras partes de nuestro cuerpo se debilitan con los años, los de nuestros ojos y oídos también.
Hay que recibir la edad con los brazos abiertos y siempre buscando las mejores soluciones para no aislarte, no incomodar a las personas de nuestro alrededor y seguir con tus actividades lo más a gusto posible. La pérdida de audición influye en nuestra vida diaria mucho más de lo que pensamos, nos afecta en nuestras relaciones sociales por tener dificultades para seguir las conversaciones, problemas para hablar por teléfono, afecta a las personas que conviven con nosotros por tener que subir mucho el volumen de la televisión o la radio, o incluso nos puede afectar a la memoria. Esta circunstancia afecta negativamente hasta en nuestro carácter.